La tarea de siembra y cosecha se ha transformado gracias a robots diseñados específicamente para estas funciones. Estas máquinas realizan la labor repetitiva con alta precisión, asegurando una densidad de siembra óptima y una recolección cuidadosa que disminuye el daño a las plantas. Además, los robots pueden operar ininterrumpidamente, lo que acelera los ciclos productivos y libera a los trabajadores para tareas más especializadas.
En los sistemas verticales, la manipulación de plantas, desde el trasplante hasta el mantenimiento sanitario, es realizada por brazos robóticos y plataformas móviles inteligentes. Equipadas con sensores y algoritmos de visión por computadora, estas herramientas identifican el estado de cada planta y aplican tratamientos personalizados según su necesidad, reduciendo al mínimo el uso de agroquímicos y mejorando la calidad final del producto.
La inteligencia artificial está transformando la gestión de las instalaciones de agricultura vertical. Los sistemas inteligentes procesan grandes volúmenes de datos de sensores, clima y estado de los cultivos para optimizar de manera predictiva todas las operaciones. Esto permite anticipar problemas, mejorar el rendimiento y reducir costos, consolidando un entorno agrícola totalmente controlado y eficiente.